“Costa
Rica: 1990-2001.
BID Evaluación del Programa País.”
Autor
Guillermo Augusto Pérez Merayo
Derechos de Autor
En
el artículo * de comentario se hace un
estudio (country program evaluation) sobre la situación
del país y las relaciones de este con el Banco Interamericano
de Desarrollo (en adelante IDB) para el periodo 1990 -2001.
Es
de esta manera como los principales elementos y conclusiones del
CPE fueron identificados con el fin de que el Banco logre una mejor
administración de sus programas y también, de que
ambos de los eventos ocurridos durante el periodo 1990-2001
sirvan en las relaciones entre ambos actores el Banco y Costa Rica.
El objeto final es que los éxitos y fallos puedan ser aclarados
y utilizados como lecciones para lograr mejorar la efectividad
de sus relaciones y de las futuras propuestas.
Inicialmente
se hace una identificación de los temas desarrollados, especialmente
de la situación del patrón de desarrollo del país
el cual es calificado de ejemplar. Si bien este se asimila con
las características típicas de una economía
pequeña y abierta, se aclara que este modelo exitoso no
ha seguido la línea de otros países de la región.
Se endilga estos resultados al sólido marco institucional
del país y a su estructura política participativa,
lo que le permitió al país contar con un progreso
social y con la mejor calidad de vida de América Latina.
Razonan
esta calidad de vida en el ingreso per cápita de US $4.000
de los costarricenses gracias al crecimiento anual promedio de
3.4 por ciento que tuvo durante la última década,
y a un desempleo abierto del 5.2 por ciento y un subempleo de 6.6
por ciento, cifras que fueron las más bajas de los países
latinoamericanos. Entre 1991 y el 2000 las exportaciones significaron
en las cuentas nacionales un poco menos del 50 por ciento del PIB,
mientras que la deuda externa pública estuvo debajo del
20 por ciento. Si bien las cifras tienden a impresionar con
relación al resto del continente, estas solo indican parte
de la historia y encubren algunas inconsistencias y riesgos potenciales
para un crecimiento sostenible, estas serán analizadas más
adelante.
Es
importante mencionar que el país promocionó en las últimas
décadas el comercio exterior basado en grandes beneficios
impositivos al exportador y en la relativa alta calidad de una
mano de obra nacional “barata”, lo que a su vez fomentó la
inversión extranjera directa en el país. El enfoque
estuvo principalmente en la exportación de productos no
tradicionales a mercados no tradicionales, si bien al inicio el
fuerte eran productos agroindustriales para finales de la década
se habían ampliado a productos de alta tecnología.
La inversión durante los últimos cinco años
de la década en estudio (96-00) fue de un 3.5 por ciento
del PIB, esto ayudó a financiar el déficit y a mejorar
la productividad con un incremento del valor agregado lo que implicó mayor
desarrollo tecnológico y una mano de obra nacional más
capacitada.
Para
atraer esta inversión externa directa no cabe duda influyó,
la tradicional estabilidad institucional y política del
país, la fuerte presencia del Estado en la vida económica,
una prudente administración macroeconómica y una
relativa entrega (eficiente) de los servicios públicos.
Esta
política económica sin duda vino a erosionar el fisco
nacional, no generó una mayor vinculación que incentivara
al resto de la economía lo que no cabe duda hubiese incrementado
los ingresos fiscales; esto ha llevado a un desbalance fiscal y
a un incremento de la deuda pública lo que a su vez ha afectado
el futuro financiamiento de inversión en el capital humano
y la entrega de servicios básicos. Si bien esto no ha sido
obstáculo para que Costa Rica subiera en los rankings internacionales
de desarrollo humano y social, en el largo plazo afectará este
crecimiento.
Otro
aspecto que ha venido a afectarse en la esfera política
ha sido la perdida de credibilidad de los políticos nacionales,
lo anterior se debe a que la no reelección del presidente
ha implicado una rotación de la clase política con
un acceso rotundo de la representación local. Esto ha incidido
en una escasez de líderes, una perdida de credibilidad en
los partidos políticos los cuales no le han dado al país
una alternativa de modelos políticos y ha satanizado las
alianzas políticas.
El
efecto final de esto ha sido la escasez de mayorías políticas
en el parlamento que logren aprobar las necesarias y estratégicas
agendas para implementar las reformas que necesita el país.
No obstante que en el presente se ha logrado concertar un consenso
sobre la mayoría de las reformas estructurales, la falta
de votos se ha debido a la programación de las fechas para
su implementación, razón por la cual no se ha logrado
la aprobación de tan urgentes reformas. Esta situación
se agravó más con las últimas elecciones nacionales
que tuvieron que recurrir a la segunda vuelta lo que le dio al
presidente una asamblea legislativa fragmentada que vino a dificultar
la gobernabilidad del país.
Quizás
el principal problema del país ha sido la tradicional intervención
de los gobiernos en la economía, especialmente del partido
socialdemócrata con sus importantes beneficios a la “gran
clase media”. Esto vino a crear un estigma que impidió un
desarrollo ulterior hacia modelos alternos a la posesión
pública de los servicios básicos del Estado, lamentablemente
este es un sentimiento que esta profundamente arraigado en la sociedad
costarricense. En realidad la relativa estabilidad que ha tenido
el país y la ausencia de crisis en los últimos 20
años ha consensuado en la sociedad costarricense la continuidad
y la satanización del deseo al cambio.
Es
razonable afirmar que Costa Rica es una sociedad relativamente
conservadora, en la cual se intuye que una libertad económica
sería mas beneficiosa, pero también reconoce que
esta opción implica riesgos y costos los cuales se podrían
obtener de otra manera que no pusiera en peligro el sistema tradicional
por el que obtienen sus ingresos.
En
general esta es una de las razones por las cuales las reformas
estructurales hacia una economía de mercado han sido lentas
e influidas fuertemente por consideraciones políticas y
electorales. El gradualismo en la implementación de los
cambios ha coexistido con desbalances crónicos en un sector
público que requiere urgentemente de una reforma fiscal.
En
general se puede decir que los logros del país han sido
significativos por lo que Costa Rica se considera muchas veces
como un ejemplo de desarrollo en América Latina, aunque
este país ha seguido un modelo único. No obstante
el progreso realizado, no necesariamente esto garantiza que el
progreso continuará y que el modelo no se agotará.
Es importante mencionar que el modelo aparentemente ya muestra
señales de agotamiento.
Del
análisis de los riesgos consecuencia de desarrollo del país,
es que Costa Rica ha venido reduciendo su vulnerabilidad, si bien
todavía necesita retomar una gran agenda de cambio para
lograr un importante transformación de su estructura.
Las
principales características de los riesgos fueron identificadas
por el CPE por medio de un FODA y resumidas en una matriz con el
fin de evaluar la relevancia de una agenda de temas estratégicos
y así programarlos para ser detallados en la futura agenda
de trabajo del país con el banco.
Si
bien pareciera que el modelo de crecimiento adoptado por Costa
Rica basado en exportaciones, la atracción de inversión
extranjera directa y el financiamiento de la economía nacional
en el mercado de capitales internacionales, es el correcto. Este
tiene una serie de debilidades entre las cuales predominan la necesidad
de un ajuste fiscal y la modernización del sistema financiero.
Si esta situación se deteriora aún más, esta
podría hacerse más crítica ya que implicaría
un estancamiento en las inversiones en el capital humano y en los
servicios básicos y afectaría la productividad en
el largo plazo.
La
situación exige un consenso político para la implementación
de las necesarias reformas lo que implicaría una gradual
transformación de la presencia del Estado en la economía
la cual deberá orientarse cada más hacia una de mercado.
Esto es crucial ya que sin estos cambios se podrían afectar
los flujos de capital externo, la relativa estabilidad económica
del país y a su vez perjudicaría la atracción
de capitales.
Se
podría concluir diciendo que los necesarios ajustes económicos
y sociales deberán pasar por dos niveles de decisiones.
Primero, es necesaria una decisión política para
iniciar las reformas estructurales, lo que implica un convencimiento
de que el modelo de desarrollo vigente no es sostenible en el mediano
plazo. El segundo nivel de decisión tiene que ver con la
naturaleza de los ajustes o reformas necesarias para promover un
crecimiento equitativo y sostenible; esto también tiene
que ver con la necesidad de reformar el aparato de gobierno y la
participación del sector privado en la entrega de los servicios.
Una
reforma crucial pendiente esta en el sistema impositivo el cual
debería más neutral, y más eficiente lo que
se lograría parcialmente entregando algunos servicios al
sector privado bajo un esquema regulatorio, sobre esto existe un
consenso de los académicos si bien no entre los políticos.
Se
puede concluir diciendo que el modelo de cambio será un éxito
rotundo cuando este se traduzca en un progreso social como sería
una mejor distribución del ingreso y una superior calidad
de vida para los costarricenses. Entre otras cuestiones de necesario
cambio están, el sistema de pensiones, fortalecimiento del
poder legislativo y el sistema político. Se menciona también
la necesidad acelerar la introducción de tecnologías
de información en la entrega de los servicios básicos,
esto es parte de lo que se conoce como gobierno electrónico
y se relaciona con reingeniería de los principales procesos
administrativos, efectividad y eficiencia.
“Country
Program Evaluation” (CPE)
Trabajo
de Investigación sobre Artículo extractado del
sitio del Banco Interamericano de Desarrollo (www.idb.org) titulado “Country
Program Evaluation” (CPE) Costa Rica: 1990-2001”
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